Como si no me conociera a mí misma, escogí la opción más ilógica e inútil de todas...intentar olvidarte.
Pensé que 3 semanas sin verte, me bastarían para dejar ir todo. Equivocación completa.
Pensé poder engañar a mi corazón, decir que tenía a alguien más...intentar enamorarme.
Falso, completamente boba la idea.
Ayer te vi...de nuevo. Desde que llegué al deportivo no pude hacer otra cosa más que mirar hacia la entrada, esperando que llegases, y cuando te vi junto a mí no podía contener mi felicidad.
Me sentía nerviosa, pero junto a ti, segura.
Tenía ganas de abrazarte y muchas cosas más, pero al fin y al cabo, ¿que derecho tenía?
Cuando vi que me hacías señas antes de empezar mi combate, me sentí mucho más confiaada, sabía que podía ganar.
Cuando perdí el segundo combate, y me puse a llorar, esperaba y deseaba que vinieras y me consolaras, quería tenerte junto a mí.
Y en premiación, tú tomandome fotos...tú haciéndome sonreír.
Que estúpida fui al dejarte ir, y más estúpida aún al pensar que lograría sacarte de mi mente y aún más de mi corazón....
Al ver el video de los combates, oí claramente tu voz gritando mi nombre. Lloré....
Porque hay una gran diferencia entre gustar y amar....
Y aunque sea díficil aceptarlo, yo te sigo amando...
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