Aquella chica en miniatura, con la cara realmente infantil, condució a Charlotte hacia un cuarto.
Ella realmente le inspiraba confianza, pues en ningún momento dejó de sonreirle y mirarle a los ojos.
¿Porque era así, mientras todos los demás eran tan bruscos y groseros? Tan desconfiados...
El cuarto era oscuro, no se veía realmente limpio, pero no era tan diferente a otros lados donde había vivido anteriormente. Realmente pensaba que la pondrían en un calabozo, el sótano o algo similar. Viendo su mirada dubitativa la casi niña le dijo:
- Tom quería ponerte en el sótano, pero no me parece correcto y Joseph está de mi lado.- miró fijamente hacia la pared.
-...¿Quién es Tom?.- Realmente aún tenía miedo de preguntar, la marca en su mejilla le recordaba que ahora no era tan libre como alguna vez lo había sido.
-El que te hizo eso, el de ojos azules.- Aún no despegaba su mirada de la pared
-¿Porqué es así?.- Tal vez fuese una pregunta boba pero realmente quería saberlo.
-¿Así como? Solo busca que sobrevivamos...ahora no te aseguro que nadie nos observe o que se esté preparando para matarnos, pero solo intenta que estemos lo más seguros posible...y tu no eras muy de confiar. ¡Ni siquiera te conocíamos!.-
Charlotte se quedó pensando, era verdad. No cualquiera la acogería en una casa, no cualquiera le ofrecería protección.
-¿Cuántos años tienes, pequeña?.- preguntó, notando que aquella nena tenía múltiples cicatrices en todo el cuerpo, incluyendo su tierno rostro.
-Pareceré inocente, podré parecer infantil, pero no sabes lo que he pasado. Si el tiempo se midiera por experiencia, por ese tipo de vida, sería años más grandes que tú.-
-Cuentáme tu historia.-Dijo decidida...Charlotte quería saberlo, no sabía con quien hablaba.-
-Y sabrás quien soy. Y sabrás que nuestra vida no va a ser fácil, y que a partir de ahora tendrás que formar parte de nosotros y no nos dejarás, ni nos traicionarás. Que seré mas que una hermana para ti y esa será tu condena.- Su dulce voz seguia existiendo, pero el sonido serio la ahogaba.
-Estoy dispuesta.-
-Hace 6 años, cuando tenía 8 comenzó la guerra. Primero era interna y el gobierno exterminó en silencio a sus oponentes, hasta quedar pocos que se oponían a esa masacre. Sólo pensabamos diferente o nuestros familiares pensaban de otra manera. Pero eso nos condenó a todos.
Un día, mi padre no regresó a casa. Mamá decidió que era hora de irnos y fuimos hacia Europa, dónde nuestros iguales establecieron "escuelas" donde los niños como yo podrían aprender a sobrevivir y protegerse, porque ellos ya sabían quienes eramos y cargaríamos con el peso de nuestro nombre como una cadena atada al tobillo.
Fue entonces que, aún siendo tan pequeña, destaqué entre mis compañeros. Me defendía como nadie, aún teniendo este flacucho cuerpo; me escondía como nadie más lo hacía, podía espiar sin que nadie me descubriera.
Pero hubo un infiltrado entre nuestras filas, un traidor. Y él les dijo a nuestros enemigos quienes estaban destacando, quienes sobrevivirían. Vinieron por nosotros en la noche, pero no nos encontraron. No les dieron el lugar correcto.
Al otro día, encontraron a toda mi familia muerta. Mi madre, mis dos hermanos mayores y mi hermana de tres años. Con el cuello cortado, desangrados.
En cuánto cumplí la edad suficiente, supe que no había sido la única. Muchos también habían perdido a su familia de la misma manera. Tenía coraje, rencor corriendo por mis venas. Quería asesinarlos, quería vengar la muerte de aquellos que me amaron todo lo que duró su existencia.
Y me uní al grupo de los que regresarían para continuar la guerra. Entre ellos estaba Tom.
Nunca supe porqué vino, ni si su historia es igual o diferente. Me ha protegido y eso es lo que me importa.
Aunque su silencio puede significar que le pasó algo peor.
Las historias de la mayoría son esas. 8 años viviendo con mi familia.
Yo no tenía la culpa de nada y sin embargo, hoy estoy condenada a matar o morir.
Pero si muero, moriré peleando, con honor y por ellos.
Y te puedo asegurar que ni la historia de Joseph ni la de Tom, ni la de otros grupos es menos horrible que la mía.
La niña salió del cuarto. Charlotte se quedó sola, pensando. Nunca imaginó que ese rostro tan infantil ocultara un pasado tan trágico.
1 comentario:
me encanto lo crudo de la historia, es muy buena, muy interesante, llama muchisimo la atencion :D
cuidate Ara
mil besos :D
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